TRIBUNA ENVIADA A LOS MEDIOS
DE MIEDO
Ésta es la única cosa en la que estamos de acuerdo todos los valencianos con respecto a la situación de la Comunidad Valenciana, nos va de miedo. Lo que ocurre es que la expresión tiene distinto significado, según quienes la empleen. Quien escribe estas líneas tiene una posición claramente definida, más aún, un posicionamiento político del que me siento orgulloso, soy socialista. Estoy convencido de que hoy por hoy el PSOE es la única fuerza política capaz de cambiar el rumbo de nuestra Comunidad, abocada al desastre por la mala gestión y las denuncias de corrupción que salpican a un número cada vez más creciente de cargos del PP al frente de las instituciones. Basta recordar las implicaciones de Camps y su gobierno en el caso Gürtel, o las de Ripoll y muchos de sus diputados y alcaldes en el caso Brugal, sin olvidarnos del caso Fabra y otros muchos que sería muy largo de relatar.
De miedo es que estemos a la cabeza de las comunidades con más paro: tenemos más de medio millón de parados.
De miedo es que seamos la comunidad con más endeudamiento de España. La deuda de la Generalitat asciende a más de 40.000 millones de euros, sin contar lo que no se ve por la falta de transparencia de las cuentas públicas. Eso supone que Camps nos ha cargado a cada valenciano con una deuda de 3.479 euros por persona. Los recién nacidos también tienen ya esa deuda que Camps, para que no le afecte, se ha encargado de diferir su pago más allá del 2030.
De miedo es que seamos la comunidad con más fracaso escolar y este año se eliminen miles de profesores de apoyo en las escuelas.
De miedo es que ocupemos el último puesto en atención sanitaria. Tenemos el dudoso honor de ser el lugar de España donde hay menos camas por habitante.
De miedo es que los desmanes, despilfarros y “otras cosas” que denuncian desde hace meses los medios de comunicación hayan supuesto que se abandone la cultura en esta tierra. Basta con repasar las hemerotecas y ver cómo los recorte han afectado a las bandas de música, a los conservatorios, al teatro, etc., etc., etc.
De miedo es el escandaloso recorte de los servicios sociales, que si no ha provocado aún una reacción más contundente de la ciudadanía es porque los ayuntamientos, presionados por sus vecinos acaban asumiendo competencias y gastos que no son suyos, sino de la Generalitat. La estadística dice que entre el 18% y el 32% del gasto municipal le es impropio.
De miedo es ver como nuestras personas dependientes fallecen sin ver reconocidas unas prestaciones que por ley les pertenecen.
De miedo es ver estudiar a nuestros hijos, al verdadero futuro de esta tierra, en barracones.
De miedo es ver cómo ningún cargo del PP asume responsabilidades políticas por la corrupción que salpica al gobierno valenciano a todos los niveles, y que ha hecho que en el resto de España y de Europa se nos mire como se mira a Sicilia o a Nápoles.
De miedo es la actitud y los valores de un PP que se identifica con las instituciones a las que considera una parte más de su organización. Las siglas del PP parecen significar “para unos pocos”. Así se explica que Camps se gaste nuestro dinero en organizar un gran premio de Formula 1 y pasearse así subido en un Ferrari, mientras los valencianos soportan la peor crisis económica que recuerdan.
Pero claro ésta es la visión de un socialista. Para el PP, para el Sr. Camps, Fabra, Ripoll, etc., esta realidad no existe, o debería decir mejor no les afecta. A ellos si les va DE MIEDO.
Ésta es la única cosa en la que estamos de acuerdo todos los valencianos con respecto a la situación de la Comunidad Valenciana, nos va de miedo. Lo que ocurre es que la expresión tiene distinto significado, según quienes la empleen. Quien escribe estas líneas tiene una posición claramente definida, más aún, un posicionamiento político del que me siento orgulloso, soy socialista. Estoy convencido de que hoy por hoy el PSOE es la única fuerza política capaz de cambiar el rumbo de nuestra Comunidad, abocada al desastre por la mala gestión y las denuncias de corrupción que salpican a un número cada vez más creciente de cargos del PP al frente de las instituciones. Basta recordar las implicaciones de Camps y su gobierno en el caso Gürtel, o las de Ripoll y muchos de sus diputados y alcaldes en el caso Brugal, sin olvidarnos del caso Fabra y otros muchos que sería muy largo de relatar.
De miedo es que estemos a la cabeza de las comunidades con más paro: tenemos más de medio millón de parados.
De miedo es que seamos la comunidad con más endeudamiento de España. La deuda de la Generalitat asciende a más de 40.000 millones de euros, sin contar lo que no se ve por la falta de transparencia de las cuentas públicas. Eso supone que Camps nos ha cargado a cada valenciano con una deuda de 3.479 euros por persona. Los recién nacidos también tienen ya esa deuda que Camps, para que no le afecte, se ha encargado de diferir su pago más allá del 2030.
De miedo es que seamos la comunidad con más fracaso escolar y este año se eliminen miles de profesores de apoyo en las escuelas.
De miedo es que ocupemos el último puesto en atención sanitaria. Tenemos el dudoso honor de ser el lugar de España donde hay menos camas por habitante.
De miedo es que los desmanes, despilfarros y “otras cosas” que denuncian desde hace meses los medios de comunicación hayan supuesto que se abandone la cultura en esta tierra. Basta con repasar las hemerotecas y ver cómo los recorte han afectado a las bandas de música, a los conservatorios, al teatro, etc., etc., etc.
De miedo es el escandaloso recorte de los servicios sociales, que si no ha provocado aún una reacción más contundente de la ciudadanía es porque los ayuntamientos, presionados por sus vecinos acaban asumiendo competencias y gastos que no son suyos, sino de la Generalitat. La estadística dice que entre el 18% y el 32% del gasto municipal le es impropio.
De miedo es ver como nuestras personas dependientes fallecen sin ver reconocidas unas prestaciones que por ley les pertenecen.
De miedo es ver estudiar a nuestros hijos, al verdadero futuro de esta tierra, en barracones.
De miedo es ver cómo ningún cargo del PP asume responsabilidades políticas por la corrupción que salpica al gobierno valenciano a todos los niveles, y que ha hecho que en el resto de España y de Europa se nos mire como se mira a Sicilia o a Nápoles.
De miedo es la actitud y los valores de un PP que se identifica con las instituciones a las que considera una parte más de su organización. Las siglas del PP parecen significar “para unos pocos”. Así se explica que Camps se gaste nuestro dinero en organizar un gran premio de Formula 1 y pasearse así subido en un Ferrari, mientras los valencianos soportan la peor crisis económica que recuerdan.
Pero claro ésta es la visión de un socialista. Para el PP, para el Sr. Camps, Fabra, Ripoll, etc., esta realidad no existe, o debería decir mejor no les afecta. A ellos si les va DE MIEDO.
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