Guerra de cifras, valoraciones de unos y otros, cruce de acusaciones y de descalificaciones. Éste ha sido un fin de semana de los que invita a reflexionar, a “echar una pensada” como se dice ahora. La opinión pública y la publicada muestran el desconocimiento de la realidad y el enfoque torticero que se quiere dar a un tema tan importante como la salud de los ciudadanos.
Para empezar, personalmente, lo menos significativo es la cantidad de gente que acudió el sábado a la manifestación. Que no hubiese muchas personas en la manifestación, no quiere decir que todos están de acuerdo con la política de privatización de la sanidad pública como negocio para algunos. Del mismo modo, la escasísima participación en la huelga del pasado día 8 de junio no quiere decir que todo el mundo aplaude las medidas el Gobierno. Ni mucho menos.
Los aspenses no estamos por la labor de que se nos trate como ganado al que sacarle una rentabilidad, pero hay que entender que tampoco estamos de acuerdo con que se nos atienda como hasta ahora, en centros viejos, saturados y faltos de personal y medios. Esta situación insoportable sólo se salva por la profesionalidad del personal sanitario. El gran triunfo de la política del PP es no cubrir las bajas de médicos, no construir los nuevos centros de salud que se necesitan, no ampliar el número de camas en los hospitales; de modo que al final, entrar en un hospital público o en un centro de salud se convierte en un espectáculo tan depresivo que los nuevos centros privados deslumbran con una luz tan cegadora que impide ver que hay detrás.
El PP hace una política sanitaria marxista, propia de los Hermanos Marx, rayando en lo absurdo, pero nada divertida. Estamos a la cola en atención sanitaria y, en lugar de dedicar más recursos, lo que se hace es restar a éstos el porcentaje de beneficio que se llevan las aseguradoras privadas como las que gestiona el nuevo hospital de Elche. Sólo hay que reflexionar y hacer una sencilla operación de cálculo. Si lo que se da al hospital privado para atender a un paciente es lo mismo que al público, ¿de dónde sale el beneficio que se lleva la empresa? Porque eso sí lo tenemos claro, todas las empresas sin excepción van a ganar dinero. No quiero condicionar la respuesta de cada cual, pero lo que me dice la lógica me pone los pelos de punta. ¿Y a ustedes?
Yo puedo entender que cada cual se considere de un partido u otro, o que se identifique más con unas ideas que con otras. Sin embargo, lo que ya no es razonable es ir en contra de los propios intereses simplemente porque lo dicen “los míos”. Me cuesta mucho creer que los ciudadanos no vayan a reaccionar cuando se está viendo cómo se ha gestionado el dinero público. El PP local y el autonómico es el partido de las mentiras, de las promesas incumplidas. No hay nuevo centro de salud, hay un barracón para ocultar que no hay nuevo centro de salud integrado. La construcción del nuevo centro se iba a iniciar cuando empezara a funcionar el nuevo hospital, MENTIRA. Los aspenses podrían elegir en qué hospital querían ser atendidos, ahora ya todos sabemos que no es así, MENTIRA. La comunicación con el nuevo hospital sería mejor, pero lo cierto es que tiene un horario de autobuses bastante peor, MENTIRA.
Mentiras y más mentiras para tapar las anteriores. Esta situación tiene que acabar. Lo fácil es dejarse llevar por el populismo del PP, pero también hay que saber tomar decisiones difíciles, que en ocasiones como ésta es la más fácil, ponerse del lado de lo público, de lo que es de todos y para todos. No es necesario grandes manifestaciones, ni montar mucho revuelo, pero sí una revolución silenciosa, seria y decidida que acabe por imponer de una vez por todas a las personas por encima de los intereses. El PP, la alcaldesa Nieves Martínez y sus concejales tienen que decidir dónde quieren estar, del lado de las personas o del capital y los intereses privados. Desde el PSOE proponemos un cambio, primero los ciudadanos. Dentro de un año hay elecciones, lo importante no es quien gane, no lo debería ser nunca en democracia. Lo importante es que no perdamos las personas.
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