EL PARQUE DE LA ALCALDESA
Casi un año después de que la obra fuese adjudicada, el parque más antiguo de Aspe continúa cerrado. La obra, que en principio debía durar cinco meses, acumula cada vez más retrasos. El primero fue la tardanza en el inicio de las actuaciones, casi dos meses; después asistimos a la “arrancada de caballo y parada de burro” a la que la alcaldesa y su elenco de concejales nos tiene habituados. Cuando arrecian las críticas, y son muchas, les entran las prisas. Así las cosas, el 13 de julio se valló el parque, pero no por ello se iniciaron las obras, tuvimos que esperar dos meses más a que alguien se dignase a aparecer para realizar en su interior algún trabajo. Como no podía ser de otra manera, el cabreo de los vecinos y vecinas que veían como no iban a poder disfrutar de parque en el periodo vacacional sin razón alguna, produjo un nuevo movimiento del PP, que “presionó” a la empresa que ellos habían elegido en contra de los técnicos para que mandase alguien a “marear perros” como se suele decir, para intentar acallar el descontento por la inactividad y la falta de planificación del equipo de gobierno.
Finalmente las obras se iniciaron, pero sin prisas, apenas acumulaban cuatro meses de retraso y unos miles de vecinos sin parque al que acudir tampoco era como para ponerse en serio. La empresa tuvo que solicitar ampliación de plazo para terminar la obra, la alcaldesa accedió encantada, no podía negarse después de la diligencia con la que actuaba la empresa. A finales de diciembre, siete meses después de iniciado el plazo de una obra que debía finalizar en cinco, la empresa, como vino se fue. El parque continuaba cerrado y evidentemente inacabado. Todo ello, a pesar de que se habían invertido 370.000 euros del Plan E, de los 3.400.000 euros que el gobierno de España había dado a Aspe
A estas alturas, el lector debe pensar que hace ya más de cuatro meses que los aspenses podemos hacer uso otra vez de ese parque, pero no, continúa cerrado. El parque no se abrió a finales de diciembre, ni en enero tampoco. Por qué? se preguntarán ustedes. La razón es que al terminar de gastar 60 millones de las antiguas pesetas en dejarlo igual o peor que estaba, se iniciaba la segunda fase de las actuaciones previstas que era la poda, sustitución del riego, colocación de una valla perimetral y plantación de otras especies vegetales -las que habían tampoco eran del gusto de la alcaldesa-, y teniendo dinero por qué reparar en gastos. Otros 200.000 euros más, estos puestos a medias entre la Diputación y el Ayuntamiento. Claro está que nadie podía imaginar que al terminar una empresa debería continuar la siguiente. En todo un año mirando pasar los días, mano sobre mano, nadie del equipo de gobierno fue capaz de organizar el desaguisado para que el parque se abriese cuanto antes.
La nueva empresa apareció dos meses después de marcharse la primera y ésta, si venia decidida a cambiar las cosas, destruyeron los parterres, arrancaron árboles y podaron el resto como si no pensaran hacerlo en muchos años. Ahora se nos anuncia que para finales de mayo estará acabado y que la Diputación va a poner otros 70.000 euros más.
Si la nueva previsión se cumple, un año y casi 640.000 euros (107 millones de pesetas) después volveremos a tener el mismo parque, o peor que antes. Lo grave para mucha gente con la que hablas, es que nadie ha sido capaz de convertir el parque Dr. Calatayud en un verdadero espacio para todos, dotándolo de juegos infantiles, creándole más zonas de sombra en el centro junto a la fuente, modernizando la fuente y convirtiéndola en un elemento lúdico y ornamental que lo convirtiera en un parque acorde con los tiempos, sin que por ello perdiese un ápice de su personalidad. La alcaldesa, Doña Nieves, nos ha condenado a todos a vivir en sus recuerdos, los más reaccionarios y oscuros, esos donde ya no tiene cabida el monumento a Rubén Darío que ha sido borrado de ese parque. Este parque volverá a estar rodeado por una valla, que justifican por seguridad aunque no se coloque en ningún otro parque de barrio, debe ser que allí no hay niños, al menos de los que cuentan para esta señora. Los aires de libertad que llegaron a nuestro pueblo con el primer gobierno democrático de la UCD, y después con el PSOE y que eliminaron barreras y rompieron cercos para hacer de los lugares públicos, eso lugares públicos donde la gente podía entrar y salir y hacer lo que le diera la gana, parece que tocan a su fin.
Este PP rancio, donde se cobija la ultraderecha que no tuvo cabida en otras formaciones de centro, nos quiere imponer su visión del mundo, con rejas y granito. Desde aquí quiero enviar un mensaje, hacer un llamamiento para que decidamos democráticamente si queremos vivir entre rejas o no. O vallas para todos o para nadie. Ahí va mi voto, SIN REJAS.
Casi un año después de que la obra fuese adjudicada, el parque más antiguo de Aspe continúa cerrado. La obra, que en principio debía durar cinco meses, acumula cada vez más retrasos. El primero fue la tardanza en el inicio de las actuaciones, casi dos meses; después asistimos a la “arrancada de caballo y parada de burro” a la que la alcaldesa y su elenco de concejales nos tiene habituados. Cuando arrecian las críticas, y son muchas, les entran las prisas. Así las cosas, el 13 de julio se valló el parque, pero no por ello se iniciaron las obras, tuvimos que esperar dos meses más a que alguien se dignase a aparecer para realizar en su interior algún trabajo. Como no podía ser de otra manera, el cabreo de los vecinos y vecinas que veían como no iban a poder disfrutar de parque en el periodo vacacional sin razón alguna, produjo un nuevo movimiento del PP, que “presionó” a la empresa que ellos habían elegido en contra de los técnicos para que mandase alguien a “marear perros” como se suele decir, para intentar acallar el descontento por la inactividad y la falta de planificación del equipo de gobierno.
Finalmente las obras se iniciaron, pero sin prisas, apenas acumulaban cuatro meses de retraso y unos miles de vecinos sin parque al que acudir tampoco era como para ponerse en serio. La empresa tuvo que solicitar ampliación de plazo para terminar la obra, la alcaldesa accedió encantada, no podía negarse después de la diligencia con la que actuaba la empresa. A finales de diciembre, siete meses después de iniciado el plazo de una obra que debía finalizar en cinco, la empresa, como vino se fue. El parque continuaba cerrado y evidentemente inacabado. Todo ello, a pesar de que se habían invertido 370.000 euros del Plan E, de los 3.400.000 euros que el gobierno de España había dado a Aspe
A estas alturas, el lector debe pensar que hace ya más de cuatro meses que los aspenses podemos hacer uso otra vez de ese parque, pero no, continúa cerrado. El parque no se abrió a finales de diciembre, ni en enero tampoco. Por qué? se preguntarán ustedes. La razón es que al terminar de gastar 60 millones de las antiguas pesetas en dejarlo igual o peor que estaba, se iniciaba la segunda fase de las actuaciones previstas que era la poda, sustitución del riego, colocación de una valla perimetral y plantación de otras especies vegetales -las que habían tampoco eran del gusto de la alcaldesa-, y teniendo dinero por qué reparar en gastos. Otros 200.000 euros más, estos puestos a medias entre la Diputación y el Ayuntamiento. Claro está que nadie podía imaginar que al terminar una empresa debería continuar la siguiente. En todo un año mirando pasar los días, mano sobre mano, nadie del equipo de gobierno fue capaz de organizar el desaguisado para que el parque se abriese cuanto antes.
La nueva empresa apareció dos meses después de marcharse la primera y ésta, si venia decidida a cambiar las cosas, destruyeron los parterres, arrancaron árboles y podaron el resto como si no pensaran hacerlo en muchos años. Ahora se nos anuncia que para finales de mayo estará acabado y que la Diputación va a poner otros 70.000 euros más.
Si la nueva previsión se cumple, un año y casi 640.000 euros (107 millones de pesetas) después volveremos a tener el mismo parque, o peor que antes. Lo grave para mucha gente con la que hablas, es que nadie ha sido capaz de convertir el parque Dr. Calatayud en un verdadero espacio para todos, dotándolo de juegos infantiles, creándole más zonas de sombra en el centro junto a la fuente, modernizando la fuente y convirtiéndola en un elemento lúdico y ornamental que lo convirtiera en un parque acorde con los tiempos, sin que por ello perdiese un ápice de su personalidad. La alcaldesa, Doña Nieves, nos ha condenado a todos a vivir en sus recuerdos, los más reaccionarios y oscuros, esos donde ya no tiene cabida el monumento a Rubén Darío que ha sido borrado de ese parque. Este parque volverá a estar rodeado por una valla, que justifican por seguridad aunque no se coloque en ningún otro parque de barrio, debe ser que allí no hay niños, al menos de los que cuentan para esta señora. Los aires de libertad que llegaron a nuestro pueblo con el primer gobierno democrático de la UCD, y después con el PSOE y que eliminaron barreras y rompieron cercos para hacer de los lugares públicos, eso lugares públicos donde la gente podía entrar y salir y hacer lo que le diera la gana, parece que tocan a su fin.
Este PP rancio, donde se cobija la ultraderecha que no tuvo cabida en otras formaciones de centro, nos quiere imponer su visión del mundo, con rejas y granito. Desde aquí quiero enviar un mensaje, hacer un llamamiento para que decidamos democráticamente si queremos vivir entre rejas o no. O vallas para todos o para nadie. Ahí va mi voto, SIN REJAS.
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